GQ:
¿No cree usted que se debe garantizar la libertad de los individuos, que es uno
de los valores de la democracia, que el Estado debe propiciar la libertad del
pueblo, como afirmaba el filósofo Spinoza?
MM:
¿Cuál considera usted que es la mayor privación de la libertad? ¿Cuál considera
que es el mayor atentado contra la libertad?
GQ:
No lo sé, usted dígamelo.
MM:
Se lo voy a decir, claro. El mayor atentado contra la libertad, ésta debería
ser otra acepción de engendrar. La cuestión es que este atentado debe
realizarse siempre, se debe atentar contra la libertad todos los días, en aras
de que la humanidad siga existiendo.
GQ:
¿Por esto es un antivalor la libertad, porque no permitiría que la especie
siguiera existiendo?
MM:
Es correcto, nuevamente ha dado usted en el clavo. Se atenta y se debe atentar
siempre contra la libertad de la humanidad, en aras de que siga existiendo. El
mayor “abuso” totalitario es engendrar a otra persona, es obligarla a nacer.
Baudelaire se creía una forma, una idea, un ser, pero se vio obligado, según
él, a vivir en esta fangosa Estigia llamada Tierra. Pues bien, quienes lo
obligaron a descender del cielo azul a este “valle de lágrimas” fueron sus
padres, nadie más. A todos nos obligaron a nacer, no tuvimos otra opción, no
nos dieron a elegir, vivimos apresado en esta cárcel que es el Tiempo, vivimos
apresados en este corredor de la muerte al que llamamos Tierra. No podemos
escapar, no fuimos libres para decidir si queríamos nacer, o no. No olvidemos
nunca que nacer es empezar a morir, y la mayor privación de la libertad es
haber nacido.
GQ:
Dice usted que no fuimos libres para decidir si queríamos nacer, el problema es
que nadie puede serlo. A nadie se le puede preguntar si quiere nacer, o no.
MM:
Sí, no le puedes preguntar nada a quien todavía no ha nacido. Tiene que nacer,
crecer, y tal, pero entonces la pregunta de si querría nacer no sería absurda,
sino lo siguiente. Por cuya razón, insisto, para que la humanidad siga
existiendo, en aras de que esta especie del homo sapiens sapiens siga caminando
por este corredor de la muerte al que llamamos mundo, se debe abolir la absurda
Libertad, se deben quebrantar las ansias infinitas de libertad de los
demócratas.
GQ:
¿A qué razón atribuye esas ansias infinitas de libertad que expresó el ex
presidente Zapatero?
MM:
Al nihilismo, al deseo de no estar apresado en este mundo, al deseo de escapar
de este mundo, de este corredor de la muerte al que llamamos Tierra. Zapatero
ha expresado, involuntariamente, el mayor peligro que implica la democracia: se
podría vivir en la anarquía más absoluta, no obstante, esas ansias de libertad
permanecerán, pues son infinitas. Coincido con Zapatero en esta cuestión: la
razón de ser de los demócratas son las ansias infinitas de libertad. Lo que no
nos dijo Zapatero, porque vive en la inopia, es por qué esas ansias son
infinitas. Pues yo lo voy a decir: son infinitas, permanecerán insatisfechas
siempre, debido a que la mayor libertad que se desea es imposible: la libertad
de elegir la vida, y por ende: la muerte. Pero nadie puede elegir si quiere
nacer. Esta libertad es imposible, por cuya razón los demócratas siempre
tendrán ansias infinitas de libertad. En el fondo, lo que Zapatero expresó de
los demócratas es el resentimiento que se acumula en contra de la vida, en
contra de la procreación, que es la mayor privación de la libertad. Muchos de
estos demócratas de postín, como Zapatero, nunca han sido apresados, nunca han
sido privados de su libertad, por un secuestro largo (como el que le ocurrió a
Cervantes, por ejemplo), sin embargo, tienen ansias infinitas de libertad, como
si alguien les hubiese privado de la libertad de manera truculenta, violenta,
terrible. Pues sí, quienes los privaron de su libertad fueron sus padres. Los
demócratas como Zapatero tienen ansias infinitas de libertad, porque
preferirían no haber nacido nunca en esta prisión que es el mundo.
GQ:
¿El mundo le parece una prisión?
MM:
Sin duda lo es. El mundo está lleno de celdas, de mazmorras, de calabozos.
Dinamarca es uno de los peores.
GQ:
Tiene usted una visión muy pesimista de la vida, del mundo.
MM:
Soy escritora de novela negra.
GQ:
Sin embargo, me queda una inquietud sobre la democracia: es el único sistema de
gobierno que nos permite decidir por nosotros mismos, es decir, que nadie
decida por nosotros.
MM:
Sí, por odio contra los padres.
GQ:
¿Por qué lo dice usted?
MM:
Decidir quién nos gobierna es una chorrada, decidir a qué vamos a dedicarnos en
nuestra vida, es decir, la profesión que vamos a ejercer el resto de nuestros
días, es una chorrada, decidir con quién vamos a casarnos, es decir, con quién
pasaremos el resto de nuestros días, es una chorrada. Todas estas decisiones
son unas chorradas infantiloides comparadas con la mayor decisión de todas:
nacer, o nacer. Esta es la madre de todas las decisiones, es el gran dilema. El
ser o no ser de Hamlet también es una chorrada. El dilema sería nacer, o no
nacer. Pero no existe tal dilema, no se puede siquiera plantear ese dilema, es
imposible del todo. A una persona que no ha nacido no le puedes preguntar nada,
absolutamente nada. Dos personas tienen que tomar esa decisión trascendental,
la única importante. Y se echa de ver que es una decisión que no agrada a
nadie, porque existe la democracia, porque precisamente la democracia es esa
aberrante facultad de decidir quién te gobierna. Una facultad aberrante que se
expresa con resentimiento, como lo hizo Zapatero. En el fondo, es una venganza
por no haber podido elegir a nuestros padres, elegir dónde queríamos haber
nacido, elegir si querríamos haber nacido, o no. La democracia es, pues, una
venganza contra esa decisión que tomaron los padres de condenar a muerte a sus
vástagos. Pero es una venganza estólida, porque quiere lo imposible, porque
atenta contra la vida misma. La democracia nos llevará hacia el precipicio,
hacia el colapso absoluto, que ocurrirá en la segunda mitad de este siglo
veintiuno. Ya lo veréis, ya.
GQ:
¿Qué propone usted, que vivamos bajo una dictadura?
MM: Sí, bajo una
dictadura liberal, bajo una tiranía benévola, que no abuse del poder.
FRAGMENTO DE PARA MAYOR GLORIA DE BACO
No hay comentarios:
Publicar un comentario