GQ:
Pero todos, o casi todos los dictadores han abusado del poder. Bobbio afirma
que la democracia es la mejor forma de gobierno porque el que manda, el pueblo,
no puede abusar sobre sí mismo.
MM:
Sí, de acuerdo, pero sí puede abusar sobre los gobernantes, sí puede abusar y
abusa del poder que tiene insultando a la autoridad. Cuántas veces hemos visto
en una manifestación que se insulta a los políticos, a los policías que
salvaguardan la seguridad de esa turba. El problema es que este abuso de poder
de la plebe sobre la autoridad se permea, si no hay respeto por la autoridad,
el padre le tendría miedo al hijo, los maestros a sus discípulos. Este mundo se
irá a la mierda (con perdón).
GQ:
Muchos filósofos siempre se han manifestado ex parte populi, es decir, a favor
del pueblo. Sin embargo, usted se manifiesta ex parte principis, es decir, a
favor del príncipe.
MM:
Yo estoy a favor de la autoridad, del respeto por la autoridad.
GQ:
Sin embargo, esa autoridad muchas veces ha abusado del poder que detenta. Han
sido innumerables los dictadores que han torturado e incluso matado a los
opositores a sus regímenes.
MM:
¿Cuál era el denominador común de todos esos dictadores?
GQ:
¿Que tenían ansias infinitas de poder?
MM:
Sí, también, pero yo me refiero a que todos esos dictadores han sido hombres…
GQ:
¿Usted propone una dictadura de mujeres, es decir, una dictadura feminista?
MM:
Sí, pero no sería una dictadura, sino una tiranía benévola, que es lo que yo
propongo.
GQ:
¿Esa dictadura no sería tan cruel porque estaría formada por mujeres?
¿Feministas del mundo, uníos?
MM:
Yo creo que no se trata de una disputa entre feminismo y machismo. Yo considero
que las mujeres somos más aptas para gobernar, somos más capaces, porque
tenemos algunas virtudes que los hombres no tienen.
GQ:
¿Cuáles son esas virtudes?
MM:
Somos más ecuánimes, somos más empáticas, tenemos más inteligencia emocional
que los hombres. Uno de los puntos clave de los que hemos hablado es el límite,
yo considero que las mujeres tenemos una mayor capacidad para saber dónde está
el límite, para no sobrepasarse de un lado a otro. Los hombres son más
extremistas, nos han gobernado durante diez mil años en los cuales hemos pasado
de un régimen totalitario, a otro que entraña un libertinaje absoluto. Como un
péndulo que siempre está oscilando entre los extremos, sin posicionarse nunca
en el centro, en el término medio. Ni tanto ni tan calvo. Yo considero que las
mujeres sí tenemos la perspectiva y la empatía suficientes para saber dónde
está el término medio, dónde está el límite, para saber cuándo debes tirar, y
cuándo debes aflojar.
GQ:
¿Usted es feminista?
MM:
No, tampoco considero que los hombres sean unos inútiles que no sirvan para
nada. Han sido extraordinarios artistas, por ejemplo.
GQ: ¿Los
hombres deben dedicarse al arte, y las mujeres a la política? ¿Es lo que usted
propondría?
MM:
No estaría mal, no. Aunque también hay mujeres que son grandes artistas. Accedo
en que también hay hombres ecuánimes que pueden gobernar, aunque son más bien
pocos. Casi todos son extremistas, maniqueos, o estás conmigo, o contra mí. Las
mujeres somos más equilibradas, más equitativas.
GQ:
¿Usted ve tan necesaria la implantación de una dictadura femenina?
MM:
Yo veo muy necesaria la implantación de una dictadura, más o menos fuerte, que
nos salve de la democracia, de esta oclocracia del libertinaje, de este circo
sectario que se ha montado.
GQ:
Sus ideas resultan por demás impopulares, ¿no le preocupa?
MM:
El populismo es una de las peores lacras que asolan en nuestros días.
GQ:
Sin embargo, los partidos populistas están creciendo como la espuma. ¿A qué lo
achaca usted?
MM:
Sobre todo a la crisis económica y política, desde luego. La cuestión es que el
populismo demuestra que estamos viviendo en una oclocracia, es decir, el
gobierno de la plebe. Sale un tío a decir que no va a pagar la deuda pública,
porque sí, porque le sale de las napias, y su popularidad crece como la espuma,
en virtud de un discurso trasnochado y casposo en el que siempre hay un solo
culpable de todas las desgracias: los ricos. Esto en psiquiatría se conoce como
victimismo paranoide.
FRAGMENTOS DE PARA MAYOR GLORIA DE BACO