GQ:
¿Qué estaba manifestando ese individuo con su deseo de matar al ministro
Gallardón? ¿Discrepa usted de los que afirman que estaba haciendo uso de la
libertad de expresión?
MM:
Hay que poner un límite a la libertad de expresión. Insultar a una autoridad no
es libertad, sino libertinaje. En última instancia, ese individuo, y los que
son de su calaña, al manifestar su odio tan furibundo hacia un gobernante, al
manifestar su obsesión de matar a un ministro, nos muestra el resentimiento tan
grande que ha acumulado en contra de sus padres, resentimiento que es producido
por el malestar contra sí mismo. Esos individuos antisistema que manifiestan su
obsesión de matar políticos simplemente están expresando cuánto asco sienten de
sus propias vidas.
GQ:
¿Hacia dónde nos llevará ese resentimiento mal encaminado?
MM:
Hacia el precipicio, hacia el colapso. La cuestión es que en estos individuos
antisistema el malestar contra sus propias vidas es tan grande, que es difícil
reprimirlos. El problema no es esta minoría que está descontenta eternamente
porque preferirían no haber nacido nunca. El problema es la mayoría, que no
alberga un resentimiento tan grande como para matar a un político, pero sí lo
suficiente como para mermar su poder, para vengarse de una forma menos
violenta, pero que poco a poco nos va llevando hacia ese precipicio de la
anarquía absoluta. El problema es que la inmensa mayoría mira para otro lado,
esconde la cabeza dentro de la tierra como los avestruces. La democracia
ocasionará el colapso poco a poco, pero lo ocasionará. Es una venganza contra
los padres que va carcomiendo paulatinamente a la autoridad.
GQ:
Sin embargo, la democracia es la mejor forma de gobierno, quizás la única, que
nos permite luchar por la libertad, por la justicia. Tucídides afirmaba que
sólo la democracia podría liberarnos de todas las injusticias. ¿Quiere usted
abolir también estos valores que se han conseguido a costa de tanta sangre
derramada?
MM:
El que se haya derramado mucha sangre por alguna cosa, por alguna idea, por
alguna religión, no debe importar demasiado, antes bien, hay que juzgar con
mayor frialdad esa idea, esa religión. La sangre derramada por un individuo que
ha dicho veinte mil patrañas en su vida, pero que es torturado y asesinado por
esas patrañas, no hace verdaderas esas patrañas, ¿o sí? Yo no creo que la
justicia ni la libertad sean valores, antes bien, considero que son
antivalores.
GQ:
¿Por qué razón considera usted que la justicia y la libertad son antivalores?
¿Contra qué atentan para considerarlo como antivalores?
MM:
Atentan contra la vida, ni más ni menos. Convengamos en una cosa: nada hay más
injusto que haber nacido, nada más autoritario. A mí me causa un poco de gracia
leer en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española la definición
de engendrar: dice que es reproducirse, propagar la especie. Pues bien, para mí
una de las acepciones de engendrar debería ser: condenar a muerte.
GQ:
¿Todo individuo que nace está condenado a muerte? ¿No nacemos libres, como
aseguraba Rousseau?
MM:
Rousseau era tonto e ingenuo como un niño de pecho. El hombre no nace libre,
este es uno de los más grandes despropósitos que se han dicho en la historia de
la humanidad. Todos los seres humanos, desde el momento de nacer, estamos
condenados a morir, vivimos una cuenta regresiva. El Tiempo es un corredor de
la muerte, es un oscuro pasadizo subterráneo hacia la muerte, cada segundo que
pasa nos acerca hacia el desenlace fatídico. Como le digo, una acepción de
engendrar debería ser condenar a muerte.
GQ:
¿Es una acepción políticamente incorrecta, no cree usted?
MM:
La verdad es políticamente incorrecta. Yo ya estoy harta de escuchar tantas
ñoñerías que se dicen en nombre de la corrección política. Vamos a matar a la
Verdad en aras de esa absurda corrección política. Sí, yo pienso que engendrar
es condenar a muerte. Ahora bien, le he dicho que la justicia y la libertad me
parecen antivalores, porque atentan contra la vida. En principio, debemos
pensar que el afán de justicia muchas veces se confunde con la venganza.
GQ:
¿Usted es de las que piensan que la justicia es una venganza pura y dura?
MM:
Yo lo que pienso es que nada hay más injusto que procrear. Dos personas
condenan a muerte a una tercera que es totalmente inocente, que no ha hecho
nada, que no ha perjudicado en nada a sus padres, ni a nadie, por la sencilla
razón de que esa tercera persona no existe. No obstante, dos personas,
impunemente, condenan a muerte a esa tercera persona que es la mar de inocente.
¿Alguien se ha querellado contra sus padres por haberlo engendrado?
GQ:
¿Usted cree que deberíamos denunciar a nuestros padres ante una comisaría por
habernos engendrado?
MM:
No, no estoy diciendo eso, antes bien, sería absurdo, sería una aberración
pantagruélica que acabaría con la humanidad. Nadie engendraría a nadie, la
humanidad se extinguiría, esto es lo contrario de lo que yo quiero, por cuya
razón soy antidemócrata.
GQ:
¿Por qué cree usted, entonces, que para mucha gente, para la inmensa mayoría de
las personas, la democracia es la medida de todas las cosas, es el mayor bien
que hemos alcanzado?
MM:
Porque, como dice Hamlet, este mundo es un manicomio, y una de sus locuras más
grandes se llama democracia. Es una locura antinatura. Pensemos en una cosa,
pensemos en toda esa gente, esos quijotes tontos del bote que han luchado
contra las injusticias del mundo, pues bien, ya le digo que todos esos quijotes
que luchan contra las injusticias se engañan a sí mismos. Si queremos abolir
todas las injusticias, deberíamos empezar por abolir la mayor de todas, la
madre de todas las injusticias: engendrar. Pues hemos convenido que engendrar
es condenar a muerte a una persona inocente. Esta es la madre de todas las
injusticias, sin embargo, siempre ha quedado impune, nadie ha metido a la
cárcel, ni torturado ni mucho menos ahorcado a unos padres por haber engendrado
a sus vástagos, a pesar de que, como le digo, la mayor injusticia de este mundo
es traer a este mundo a una persona a la que nunca se le pidió su opinión, si
quería nacer, o no. Pero esta injusticia, la mayor de todas, debe quedar impune
siempre, en aras de que la especie se propague, en aras de que la humanidad
pueda seguir multiplicándose deberá permanecer impune la mayor de las
injusticias: procrear.
GQ:
A ver si la entendí: ¿considera usted que la justicia es un antivalor, debido a
que, según usted, la mayor injusticia, que es engendrar, debe permanecer
impune? Es decir, ¿los que propugnan por acabar con las injusticias en realidad
querrían acabar con la vida?
MM:
Sí, en efecto, ha dado usted en el clavo. Los que luchan contra las injusticias
del mundo, esos quijotes tontos del bote, en realidad querrían abolir la mayor
injusticia: la que perpetraron sus padres al engendrarlos. Perseguir la
justicia eternamente es un enfado contra la vida.
FRAGMENTO DE PARA MAYOR GLORIA DE BACO